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Recuérdame las noches más calladas.

Recuérdame aquel tiempo de paz serena.

Recuérdame cuando las miradas eran limpias

y no había reproches soterrados de nostalgia.

Recuérdame cuando existir no me abrumaba.

Recuérdame el silencio y también el ruido,

pero recuérdame el silencio y el ruido que se queda, no el pasajero.

Recuérdame que soy ahora el que fui

y recuérdame que soy el que seré mañana.

Recuérdamelo todo para que no muera fundido con la nada.